Comentario
El gobierno intentó progresar en la legislación social para frenar las exigencias de reforma de los radicales. La Factory Act de 1833 limitó el horario de trabajo de niños y jóvenes en la mayor parte de las factorías textiles (no afectaba a las industrias de seda y encajes). Los niños menores de nueve años no podían ser empleados y, hasta los doce años, sólo podrían trabajar un máximo de nueve horas diarias y cuarenta y ocho semanales. Además, se establecían dos horas de educación diaria para los menores de doce años.Pero sólo se crearon cuatro puestos de inspectores para obligar al cumplimiento de estas medidas.Esta disposición se vería seguida de una legislación protectora de las condiciones de trabajo desde comienzos de los años cuarenta. En 1842 se prohibió bajar a las minas a las mujeres y a los chicos menores de diez años, y se volvieron a reducir las horas de trabajo en las factorías textiles. En 1847 la duración seria de nuevo reducida a diez horas para mujeres y jóvenes, mientras que la Factory Act de 1850 especificaba que las mujeres y niños sólo podían ser empleados durante las horas del día, y señalaba que el trabajo debería terminar a las dos de la tarde del sábado. Había quedado inventada la semana inglesa.Un teórico de la reforma social, Robert Owen, alentó, en febrero de 1834, la fundación de un sindicato unificado, el Grand National Consolidated Trade Union que pretendía la jornada de ocho horas, pero que fracasó en ese mismo año, así como el proyecto de construcción del socialismo que comportaba (cooperativas obreras de producción para eliminar a las empresas capitalistas). Poco después, en agosto de ese mismo 1834, una nueva Ley de Pobres sustituía la asistencia a domicilio por la internación en unos lugares especializados (workhouses) en los que la vida resultaba muy dura, por lo que muchos resultaban disuadidos de solicitar esa ayuda. La nueva ley provocó una fuerte protesta, en un momento en el que arreciaba el desempleo y los whigs, que pasaban por ser el partido de los patronos, fueron desalojados del gobierno a finales de año. A un gobierno de gestión dirigido por el duque de Wellington (noviembre) sucedería otro de sir Robert Peel (diciembre) que se prolongaría hasta la primavera del siguiente año.El retorno de los whigs (abril de 1835), bajo la dirección del vizconde Melbourne, ofreció a los radicales (J. S. Mill) la posibilidad de promover reformas desde el interior del gobierno, pero no encontraron eco en los líderes del partido, especialmente en lord John Russell.